Anécdotas etílicas

Un anecdótico saludo a todos los que gozan de perder el tiempo en este, su espacio proveedor de ocio.

Hoy, estimados lectores, quiero contarles una anécdota que no suele ser cotidiana en mí acontecer.

Todo empezó el fin de semana cuando Aniss e Iriz me informaron de un tributo local en un bar del dominio público de LFC… y solo para remarcarlo por millonésima vez, soy amante de la música de LFC.

Llegamos al bar y ahí me presentó a la banda, y pos empezó el toquín y obvio, su servidor no se hizo esperar y cantó, brincó y exclamó como loco con la vibra bien alta. De pronto, el compa de la otra mesa captó la sintonía de mi vibra y ya éramos dos orates.
Cuando la noche estaba llegando a sus últimas patadas, me despedí de mi nuevo amigo, el muchacho me pidió mi mail, me agregó al facebook y ahora somos friends.

Pero ahí no termina el relato; cuando estaba a punto de llegar a mi casa, noté que no contaba con cigarros… que tragedia! Así que fui hacia una gasolinera para no quedarme así, pues mi adicción es muy en serio y por ello la respeto.

Al llegar al lugar me encontré con un par de tipos que, según ellos, estaban celebrando algo de una estación de radio… de la cual por cierto no se nada, pero se vieron bien amistosos y me dejaron un teléfono para pedir pases de cortesía, los cuales solicitare próximamente.

Obvio, después de fumar como chacuaco, legué a mi casa y dormí, pero al día siguiente, estaba en la calle, como vago fumando como chacuaco y se acerco un señor. El tipo despedía un olor etílico y de entre sus ropas sacó una cerveza que nos tomamos mientras platicábamos de lo complejo que es la vida.

Así es mis queridos lectores, me ligué a 3 borrachines en menos de 14 horas… a ver, superen eso.

Yo me despido recordándoles que el tiempo que gastaron aquí lo pudieron emplear en algo de provecho… o sacándole chelas a los teporochines.

¡! CAMBIO Y FUERA ¡!