
Le mando un atrasado saludo a todos aquellos que disfrutan de perder el tiempo leyendo las babosadas que escribe su servidor en este espacio.
Hoy sinceramente se me hizo tarde y es que por alguna extraña razón el metro venia muy lento, y por supuesto como buen chilango me enfurecí… pero como buen resignado pues lo tome por la buena y mejor me puse a reflexionar sobre este sistema de transporte.
Así que no pude resistirme más y lo hice, así es, realice mi investigación sobre el metro de la ciudad de México.
Y valla que fue extenso, pero como ya les había dicho, se me había hecho tarde y la mera verdad solo le di una leída rápida a wiki pedía… esta bien, con sinceridad ni siquiera eso cheque.
El asunto es que el metro de la ciudad de México es una maravilla de la arquitectura. Imagínense, ¿Cómo diablos le hacen para hacer pasar un tren de nueve vagones con capacidad de quien sabe cuantos pasajeros, bestias, entes y los bultos que los acompañan por debajo de suelo pantanoso?
Y todavía para que se vea lo grandioso déjenme presumirles que no contamina… aunque a juzgar por los IMECAS habituales de la ciudad pues, de todas formas se agradece que no contribuya.
Destaquemos algunos puntos impresionantes de esta limusina naranja colectiva.
Comencemos con el hecho de que es una epopeya el abordarlo en hora pico, si alguno de ustedes ha tenido el placer de estar a las siete de la mañana en una estación terminal pueden ver como dentro del anden la gente sufre transformaciones impresionantes, y todo por una localidad en el tren, no es broma yo he estado en conciertos de punk de lo mas rudo que se puedan imaginar, he bailado en el slam junto a tipos de casi dos metros llenos de perforaciones y tatuajes… pero estos parecen cachorritos de poodle pintados de rosa a comparación de la rudeza de cualquier señora de avanzada edad a punto de tomar el metro, de hecho he presenciado como arrojan su bolsa de mandado o el bulto que lleven consigo hacia el asiento y cuando refiero a un bulto incluyo a su nieto de cinco años.
Otra cosa impresionante es como excede su capacidad, y de verdad parecen contorsionistas todos los pasajeros, se desbordan por las puertas, pero pareciera que de alguna forma todos caben, aun si el policía les indica lo contrario.
Lo único que es pecado es obstruir el “cierre de puertas” y no invento este termino, pues cuando así sucede se puede escuchar al operador decir “señores usuarios por favor permitan el libre cierre de puertas” y si no obedecen, ya que la puntualidad los caracteriza, entonces viene el segundo aviso, esta vez mas agresivo y mas declarativo “si no permiten el cierre de puertas no podemos avanzar y se les hará mas tarde”, en algunos casos extremos hasta indican al necio… perdón, al usuario que sobra y le piden directamente que descienda “señor de blanco del tercer vagón, si no cabe espere al otro”.
Otra cosa que me deja anonadado es que hemos avanzado tanto en cuanto al capitalismo compete que hasta tenemos comercio en el transporte, digo, los japoneses no creo que puedan comprar un disco de “éxitos de corridos” o de “lo mejor de la quebradita” mientras viajan en el tren bala, y nótese que en entre estación y estación podemos encontrar no solo discos, se cuenta con botanas, agujas, calendarios o hasta revistas de sopa de letras con todo y pluma. Además que sabiendo que existe diversidad de ideas hasta prensa clandestina (entiéndase el machetearte) se puede adquirir, o si eres de los afortunados que pueden presenciar a los músicos urbanos o hasta hacer donaciones caritativas a algún minusválido o granja que lucha contra el SIDA que por supuesto “no cuenta con apoyo alguno del gobierno”.
Sin embrago lo más asombroso es el costo pues con dos devaluados pesos se goza de todo esto:
*con un solo boleto puedes recorrer prácticamente toda la ciudad
*si viajas en hora pico se incluye un masaje a varias manos
*a esta misma hora y en días calurosos se incluye aroma terapia
*sin contar el tianguis que viaja en el
Así que yo me despido recordándoles que el tiempo que emplearon leyendo estas babosadas pudo ser utilizado en algo de provecho… o viajando de Consti a Garibaldi
¡CAMBIO Y FUERA!
Hoy sinceramente se me hizo tarde y es que por alguna extraña razón el metro venia muy lento, y por supuesto como buen chilango me enfurecí… pero como buen resignado pues lo tome por la buena y mejor me puse a reflexionar sobre este sistema de transporte.
Así que no pude resistirme más y lo hice, así es, realice mi investigación sobre el metro de la ciudad de México.
Y valla que fue extenso, pero como ya les había dicho, se me había hecho tarde y la mera verdad solo le di una leída rápida a wiki pedía… esta bien, con sinceridad ni siquiera eso cheque.
El asunto es que el metro de la ciudad de México es una maravilla de la arquitectura. Imagínense, ¿Cómo diablos le hacen para hacer pasar un tren de nueve vagones con capacidad de quien sabe cuantos pasajeros, bestias, entes y los bultos que los acompañan por debajo de suelo pantanoso?
Y todavía para que se vea lo grandioso déjenme presumirles que no contamina… aunque a juzgar por los IMECAS habituales de la ciudad pues, de todas formas se agradece que no contribuya.
Destaquemos algunos puntos impresionantes de esta limusina naranja colectiva.
Comencemos con el hecho de que es una epopeya el abordarlo en hora pico, si alguno de ustedes ha tenido el placer de estar a las siete de la mañana en una estación terminal pueden ver como dentro del anden la gente sufre transformaciones impresionantes, y todo por una localidad en el tren, no es broma yo he estado en conciertos de punk de lo mas rudo que se puedan imaginar, he bailado en el slam junto a tipos de casi dos metros llenos de perforaciones y tatuajes… pero estos parecen cachorritos de poodle pintados de rosa a comparación de la rudeza de cualquier señora de avanzada edad a punto de tomar el metro, de hecho he presenciado como arrojan su bolsa de mandado o el bulto que lleven consigo hacia el asiento y cuando refiero a un bulto incluyo a su nieto de cinco años.
Otra cosa impresionante es como excede su capacidad, y de verdad parecen contorsionistas todos los pasajeros, se desbordan por las puertas, pero pareciera que de alguna forma todos caben, aun si el policía les indica lo contrario.
Lo único que es pecado es obstruir el “cierre de puertas” y no invento este termino, pues cuando así sucede se puede escuchar al operador decir “señores usuarios por favor permitan el libre cierre de puertas” y si no obedecen, ya que la puntualidad los caracteriza, entonces viene el segundo aviso, esta vez mas agresivo y mas declarativo “si no permiten el cierre de puertas no podemos avanzar y se les hará mas tarde”, en algunos casos extremos hasta indican al necio… perdón, al usuario que sobra y le piden directamente que descienda “señor de blanco del tercer vagón, si no cabe espere al otro”.
Otra cosa que me deja anonadado es que hemos avanzado tanto en cuanto al capitalismo compete que hasta tenemos comercio en el transporte, digo, los japoneses no creo que puedan comprar un disco de “éxitos de corridos” o de “lo mejor de la quebradita” mientras viajan en el tren bala, y nótese que en entre estación y estación podemos encontrar no solo discos, se cuenta con botanas, agujas, calendarios o hasta revistas de sopa de letras con todo y pluma. Además que sabiendo que existe diversidad de ideas hasta prensa clandestina (entiéndase el machetearte) se puede adquirir, o si eres de los afortunados que pueden presenciar a los músicos urbanos o hasta hacer donaciones caritativas a algún minusválido o granja que lucha contra el SIDA que por supuesto “no cuenta con apoyo alguno del gobierno”.
Sin embrago lo más asombroso es el costo pues con dos devaluados pesos se goza de todo esto:
*con un solo boleto puedes recorrer prácticamente toda la ciudad
*si viajas en hora pico se incluye un masaje a varias manos
*a esta misma hora y en días calurosos se incluye aroma terapia
*sin contar el tianguis que viaja en el
Así que yo me despido recordándoles que el tiempo que emplearon leyendo estas babosadas pudo ser utilizado en algo de provecho… o viajando de Consti a Garibaldi
¡CAMBIO Y FUERA!
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