jueves, 1 de septiembre de 2011

Ucronía y Verosimilitud

Un hipotético saludo a todos los que gozan de perder su tiempo en este, su espacio proveedor de ocio…

¿Qué hubiera pasado si La Legión no existiera?... ok, yo se que el mundo seguiría girando y la vida continuaría exactamente igual, pero si ampliamos la idea… no se, imaginen que el facebook no hubiera existido nunca, quizá la gente usaría otra red o quizá no. ¿Y si Google jamás hubiera existido? ¿Si el internet no se hubiese democratizado? ¿Si la guerra mundial la hubiesen ganado los del eje? Espero que ustedes, amados lectores míos hayan imaginado situaciones derivadas del supuesto de que estos eventos no tuvieran lugar.

Esto que acabamos de hacer tiene un nombre en la narrativa y se llama “ucronía”, es un relato que responde a la pregunta ¿Qué hubiera pasado si…? Y se acompaña de un hecho que obviamente cambiaría la forma de vida actual… claro, no hay que ser ególatras, esto solo funciona cuando el evento que cambiamos en el supuesto es lo suficientemente trascendente, digo, si mi vecina no hubiera ido al tianguis hoy no creo que el cambio sería tan radical… existe una teoría llamada “el efecto mariposa” que sostiene lo contrario pero de eso hablaremos después, el asunto aquí es que con la ucronía debe existir un evento muy importante el cual es llamado jumblar.

Las ucronías están en todos los medios de comunicación y por supuesto pertenecen al género narrativo de la ciencia ficción, el mejor ejemplo de estas es la película “Watchmen” adaptada de la novela gráfica homónima y responde a la pregunta ¿Qué pasaría si los superhéroes en verdad existieran? Y para la perfección de la realización se lleva a cabo en el jumblar de la guerra fría.

Hay que dejar bien claro que la narrativa de la ucronía no debe desarrollarse del todo en el jumblar, lo interesante es ver los efectos del supuesto, claro hay que dejar bien claro que es lo que está pasando, aunque esto no es un requisito, el chiste es crear una atmosfera en el relato que resulte verosímil a quien lo consume y es esa palabra la clave de todo. Cuando un autor muestra alguna obra por el medio que sea se genera algo conocido como contrato de verosimilitud donde el espectador se compromete a entender las normas del universo ficticio que se genera en el relato y el autor se compromete a mantener esta interesante.

Hay un caso en particular que da ejemplos de estos términos, hace unas décadas el maestro Oscar de la Borbolla tenía una columna de ucronías en el periódico Excélsior (México) donde daba semanalmente relatos ficticios de la capital, hubo dos ocasiones que trascendió de manera sorprendente, en un relato platicó la entrevista a un chofer de taxi que había muerto en un baldío, después el hombre simplemente se levantó y llego a su casa semanas después cuando su cuerpo comenzaba a entrar en periodo de descomposición, así que fue llevado al hospital donde De la Borbolla narra como burló a la vigilancia para poder conocerlo… al día siguiente de la publicación ya había varios periodistas y curiosos afuera de la cruz roja de Polanco esperando poder ver al chofer zombie. Otro caso similar fue cuando en la misma columna describió ruinas que se encontraban debajo de las ruinas del Templo Mayor en el zócalo capitalino, demostrando así que los aztecas no fueron los primeros habitantes del lugar, al día siguiente huno también quienes buscaban ver las ruinas.

Hay dos direcciones de la verosimilitud, a veces es “hacia adentro” por ejemplo en la ucronía, donde el relato es perfectamente creíble dentro de si y a veces es “hacia afuera” que se da en las ocasiones donde el autor busca que el espectador lleve la realidad que presenta a la suya, por ejemplo, últimamente está muy de moda películas como “actividad paranormal” que te muestran las cosas como hechos reales, incluso hay una que otra señora gorda con pijama a las tres de la tarde que asegura que son reales dichos productos.

Estos temas fueron lo mas trascendente para mi en el curso de periodismo, de hecho mi profesor me asigno la clase estos a sabiendas que era exactamente hacia donde quiero dirigir mi carrera y de hecho lo logró, con esta anécdota me despido de los relatos del curso y además con esta misma comencé una serie de trabajos que me están convirtiendo en un maestro de la ciencia ficción, pero ya se los compartiré después amados lectores míos, mientras les adelanto que las siguientes anécdotas giran entorno a la radio y que están mas emocionantes.

Yo me despido recordándoles que el tiempo que gastaron leyendo estas líneas lo pudieron emplear en algo de provecho… o leyendo a Oscar de la Borbolla, maestro de maestros.

¡! CAMBIO Y FUERA ¡!


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