jueves, 16 de diciembre de 2010

Los niños que querían decir groserias

Un altisonante saludo a todos los que gozan de perder su tiempo en este, su espacio proveedor de ocio:

Hoy les contaré otro jocoso pasaje de la vida que ocurrió al amigo de un amigo:

Eran de aproximadamente siete y cinco años los hermanos protagonistas de esta anécdota, menudos y de cabello crespo, además de tener un parecido muy notorio que de inmediato remitía la idea de ser parientes.

Una tarde el mayor le dijo a su hermano:

-Hermanito; es hora de empezar a decir groserías.
-¿Y eso que es?- contestó el más pequeño con un gesto de incertidumbre.
-¡Es fácil!- Dijo el mayor y prosiguió –Yo diré “pinche” y tu dirás “pendejo

A la mañana siguiente la rutina invadía el hogar de los pequeños, su padre había salido a trabajar y su madre se encontraba en la cocina haciendo las labores propias del paradigma social que desempeñaba en su hogar.

Los pequeños bajaron y se sentaron en la barra de la cocina como era costumbre, entonces, su madre pregunto con mucho cariño a ambos:
-¿Qué quieren de desayunar tesoros?
A lo que el mayor respondió:
-Yo quiero unas PINCHES zucaritas
La madre cambió su actitud inmediatamente y con gesto de enojo y decepción propinó una paliza monumental al pequeño, le lavó la boca con jabón y lo regresó violentamente a su asiento mientras el más joven veía lo acontecido con angustia y asombro.

La madre miró al niño más pequeño y conteniendo la rabia le preguntó
-¿Y tu que quieres para desayunar?

El niño dudó por un momento pero le contestó:
-No se, pero de PENDEJO pido zucaritas


Yo me despido recordándoles que el tiempo que gastaron leyendo este chiste lo pudieron emplear en algo de provecho… o comiendo unas zucaritas…

¡! CAMBIO Y FUERA ¡!

1 comentario:

Lemonchelle dijo...

hahaha les lavaron la boca con jabón eso es taaaan de abuelitas haha